El mundo está lleno de miradas que lo dicen todo y no hacen nada.

Esta frase, que suena a reproche y a verdad, es del gran Joaquín Sabina.

El mundo en la empresa, cuando estás harta de tu trabajo, el mundo de la maternidad, cuando tienes un hijo y dejas de trabajar y luego no sabes a qué te quieres dedicar. Hay muchas personas perdidas en su mundo y que no hacen nada. Por falta de confianza, por miedo a perder lo que tienen, por miedo a que su mundo cambie. No sabe si a peor o a mejor.

 

¿Qué sucede cuando estás más en la razón y no tanto en el corazón? ¿Qué te puedes estar perdiendo? ¿Con cuantas capas te has blindado para protegerte y no sufrir? Capas de razones, juicios, prejuicios, teorías y excusas que te llevan a la cabeza y te desvían de lo que tiene alma y sentido para ti.

 

No es una crítica, es ser consciente del momento en el que estás y a qué estás renunciando.

 

Cuando volvía de pasear a mi perra Annie, por el parque, tenía un paquete de Amazon esperándome, con un libro que compré ayer. De hecho, me han enviado dos libros iguales. He pensado, igual es que realmente quieren que me quede con el mensaje. El título te lo desvelo más tarde.

 

Empiezo a ojear el libro antes de ponerme a trabajar y me encuentro con lo siguiente: “Nada que merezca la pena leer sobre el amor se escribe en estado de felicidad. Para escribir sobre el amor o sobre unos zapatos viejos o incluso para escribir sobre felicidad, con verdadera justicia, hay que estar triste, hundido en la mierda, en el fango, o casi. El corazón que conecta con los hombres, el que tiene algo interesante que decir, es el herido”.  

Cuando eres feliz, no tienes tiempo de escribir sobre una tristeza que no anhelas, quieres disfrutar de lo bueno, de los besos, de los abrazos, de las sonrisas.

 

¿Qué regalo hay para ti cuando te sientes triste y perdido cuando estás hecho un asco y no ves “tierra en el horizonte”?

 

¿Qué lección de vida hay para ti en el fondo de ese pozo?  ¿Qué decisión tienes que tomar que continúas retrasando día tras día?

 

Las decisiones más importantes de mi vida las he tomado en Navidad. No se trata de, hacer deporte, comer mejor y viajar más. Si no temas vitales que han influido en mi vida de una manera profunda. Cambiar de trabajo, mudarme a otro país, volver a Madrid de nuevo, reinventarme.

 

Estas decisiones nunca te vienen bien tomarlas y las retrasas todo lo posible y lo imposible. Hasta que un día, porque los astros se alinean, porque ya has tocado fondo, porque te aburres de auto engañarte, por lo que sea, tienes la fuerza, la valentía y la determinación de cambiar, de hacer algo distinto a lo realizado hasta ahora.

 

Yo creo que todos evitamos sufrir, yo la primera. Pero también es verdad, que, en el dolor, en la travesía del desierto que uno recorre, aprendes lecciones que en ningún otro sitio ves tan claras.

 

Mi propuesta para este año es que tomes esa decisión que estás retrasando y que des un primer paso. Tal vez no te lleve donde quieres, pero seguro, te pone en el camino. 

 

Como dice, también, Joaquín Sabina,

 

El libro del que te hablaba es “Tú y yo nunca fuimos nosotros” de Selam Wearing.

 

Crea tu buena suerte con confianza, coraje y constancia. Y haz que suceda.

 

Si necesitas ayuda, contacta conmigo en hola@talentjuice.net

Un fuerte abrazo,

Marta

 

 

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