¿Cómo la inteligencia emocional puede mejorar tu liderazgo?

Los líderes deben manejar el estado de ánimo de sus organizaciones. Los líderes más dotados logran eso mediante el uso de una misteriosa combinación de habilidades psicológicas conocidas como inteligencia emocional.

Son conscientes de sí mismos y son empáticos. Pueden leer y regular sus propias emociones mientras captan intuitivamente cómo se sienten los demás y evalúan el estado emocional de su organización.

El liderazgo y la inteligencia emocional hacen una buena pareja. Pero claro no es suficiente. El líder necesita también coraje para poner encima de la mesa las cuestiones difíciles, retar a ciertas personas clave o poner en duda las estrategias que no están funcionando. Además de tener la astucia para el pensamiento estratégico y táctico y las agallas para cambiar y llevar a cabo lo que es necesario para que la empresa vaya para adelante. Pero todo eso con las personas y no a pesar de ellas.

Qué duda cabe que el tener una buena inteligencia emocional le va a ayudar en su tarea y en sus relaciones.

¿Qué es la inteligencia emocional? Empecemos por aquí.

La inteligencia emocional es la capacidad de percibir con precisión tus propias emociones y las de los demás. Comprender las señales que envían las emociones sobre las relaciones para manejar las emociones de uno mismo y las de los demás. No necesariamente incluye cualidades como el optimismo, la iniciativa y la confianza en uno mismo, que algunas definiciones populares le atribuyen.

Dos consejos importantes con respecto a mejorar tu Inteligencia emocional.

  1. Autoconciencia – Entender tus emociones, identificar tus conductas.

Hay dos aspectos que dificultan que tú ejerzas tu inteligencia emocional.

  1. Que no eres capaz de identificar completamente tus emociones. Es decir, ¿Qué hay debajo del estrés que manifiestas, el enfado o la tristeza o lo que sea que estás sintiendo en un momento dado?
  2. Aun entendiendo las emociones conceptualmente, todavía te resulta difícil lidiar con tus propios estados emocionales. Ejemplo. “Soy de mecha corta y me enfado rápido. No lo controlo. No tengo paciencia”.

 

Mi recomendación sería que ampliaras tu vocabulario emocional: 

Enfado: Gruñón – Frustrado – Molesto –  Defensivo –  Rencoroso – Impaciente – Asqueado –  Ofendido –  Irritado.

Triste:  Decepcionado –  Deprimido – Paralizado –  Pesimista – Lloroso – Consternado –  Desilusionado.

Ansioso: Miedo – Vulnerable – Confundido – Desconcertado – Escéptico – Preocupado – Cauteloso – Nervioso

Dolido: Celoso – Traicionado –  Aislado – Conmocionado – Victimizado – Agraviado – Atormentado – Abandonado

Desconcertado: Aislado – Privado – Solitario –  Inferior – Culpable – Avergonzado – Patético, Confundido

Contento:  Agradecido – Confiado –  Contenido – Cómodo –  Emocionado – Relajado – Aliviado – Eufórico

 

Las palabras son importantes Si está experimentando una emoción fuerte, tómate un momento para considerar cómo llamarla. Pero no te detengas allí: una vez que lo hayas identificado, trata de encontrar dos palabras más que describan cómo te sientes. Puede que te sorprenda la amplitud de tus emociones, o que hayas desenterrado una emoción más profunda enterrada debajo de la más obvia.

 

  1. Ser capaz de gestionar lo que sientes – Haz que las emociones trabajen para ti.

A menudo escuchas consejos y trucos para ayudarte a “controlar” tus emociones. Goleman el padre de la Inteligencia emocional, sostiene que eso es un error. Las emociones fuertes no son malas, no necesitan ser empujadas hacia abajo o controladas, son, de hecho, datos. Tus emociones evolucionaron como un sistema de señalización, una forma de ayudarte a comunicarte con otros y a entenderte mejor.

Lo que hay que hacer es aprender a desarrollar la agilidad emocional y la capacidad de extraer, incluso de las emociones más difíciles, los datos que pueden ayudarte a tomar mejores decisiones. Gestionar las emociones no es simplemente deshacerte de ellas; es implementar estrategias que te permiten usarlas de forma efectiva en lugar de dejar que gobiernen tus comportamientos y acciones. Tus emociones son tu sistema de orientación natural, y son más efectivas cuando no tratas de luchar contra ellas.

El estrés y el enfado son emociones habituales en la empresa. Sin embargo, a menudo son máscaras de sentimientos más profundos que podrías y deberías describir de maneras más matizada y precisa, de modo que desarrolles mayores niveles de agilidad emocional, una capacidad crítica que te permita interactuar más exitosamente contigo mismo y con el mundo.

Y ahora dime, ¿Qué emoción te cuesta más identificar y gestionar? 

Nos vemos el martes que viene. Y ya sabes, recomienda mi blog a alguien que te importe y que le pueda venir bien.

Crea tu buena suerte con confianza, coraje y constancia.

Un fuerte abrazo,

Marta

 

 

 

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