Los síntomas de la falta de liderazgo y cómo mejorarlos

Reconocer la falta de liderazgo es una habilidad esencial para ayudarte a alcanzar las metas con tu equipo. A continuación te nombro cuatro señales que pueden hacerte pensar que ese liderazgo va cuesta abajo y sin frenos.

¿Haces promesas vacías?

Los líderes que motivan a los colaboradores que los siguen con falsas promesas de ascensos y éxito, les auguro una muy corta carrera profesional, porque además raramente las cumplen. Los líderes que hacen esto pueden ser muy manipuladores y comúnmente mantienen como rehenes a las metas y aspiraciones de sus colaboradores para forzarlos a trabajar mejor.

Como líder debes tener cuidado con los efectos que esto puede tener en tu equipo. Si te comprometes a algo pero no lo cumples puedes enviar un mensaje muy negativo a tus colaboradores que se están esforzando por lograr mejores resultados.

¿Fracasas en dar seguimiento?

Los malos líderes no suelen ser muy comprensivos cuando sus colaboradores están contando con ellos para manejar los temas que no pueden arreglar por sí solos. Los líderes pueden olvidar dar seguimiento a esos temas si no son de suficiente importancia para ellos. Los meses pueden pasar sin cambios.

Dar seguimiento es una parte esencial del liderazgo, ya que te permiten mantener esa confianza en tu equipo. Cuando haces una promesa no sólo comprometes tu palabra, sino también tu integridad. Así que da seguimiento con un “Sí, está arreglado” o “No, pero me comprometo a que se arregle”.

¿Temes la confrontación con alguno de tus colaboradores?

Es importante contar con los conocimientos y la preparación para diagnosticar, hacerles frente y solucionar estas situaciones. Si eres un líder que te incomodan este tipo de situaciones atenta a estos consejos:

  • Confronta rápido: Cómo no me gusta confrontar, decido esperar hasta el día siguiente, la semana siguiente… hasta que explota. ¡ERROR! Evitar la confrontación empeora la situación.
  • Separa la acción de la persona: Es muy diferente decirle a una persona que actuó de una manera irresponsable en un momento específico que decirle qué es un irresponsable. De esta manera se comunica que el problema es algo ajeno a los dos y que se puede atacar y corregir como equipo.
  • Que no se te olvide el beneficio de la duda: A veces olvidamos que la mayoría de las personas son buenas y quieren dar lo mejor de sí. En el momento que entendemos este concepto, la confrontación se hace más fácil y productiva.
  • Sé específica: Por ejemplo, comentarle a una persona que su presentación estuvo deficiente no es suficientemente específico. Por el contrario, si se le dice que a su presentación le faltaron los datos del crecimiento de las ventas por región y los resultados del estudio de mercado, lo hace más específico.
  • Dile a tu colaborador cómo te sientes: Sin caer en la manipulación, es importante comunicar cómo uno se siente respecto a lo sucedido. Si uno se siente irrespetado, manipulado, dolido, traicionado, etc. uno debe comunicar el sentimiento. Es importante para la persona entender las consecuencias de su acción.
  • Dale un plan de acción para corregir el problema: No hay nada mejor que al momento de detectar un problema colaborar con la solución del mismo

¿No te haces responsable de los malos resultados?

A nadie le gusta aceptar la responsabilidad cuando las cosas fracasan. Las personas con falta de liderazgo siempre se justifican y ponen la responsabilidad en otros y no en ellos mismos. No se auto evalúan para mejorar y eso es un grave error.

No temas decir “me hago responsable” te ganarás la confianza de tus colaboradores respaldándoles cuando lo necesitan.

Por tanto la falta de liderazgo desencadena una serie de problemas graves para las empresas. La falta de compromiso de los equipos es una de las consecuencias más perjudiciales de contar con líderes que no están preparados para gestionar a sus equipos de profesionales.

Conocer cuál es el nivel de engagement, o compromiso laboral, de tus colaboradores respecto a la empresa en la que trabajan, es fundamental hoy en día. No podemos dar soluciones si no conocemos el por qué del problema. Medir el engagement significa detectar las carencias y puntos clave que debemos trabajar para poder mejorar, por un lado, el liderazgo y, por otro, el rendimiento y bienestar de los equipos.

Y recuerda,

Crea tu buena suerte con confianza, coraje y constancia. Y haz que suceda.

Un abrazo y gracias por acompañarme semana a semana.

Marta Zúñiga

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