Cómo ser más productiva trabajando menos

Ayer corrí por tercer año consecutivo la carrera de la mujer contra el cáncer de mama y por primera vez hice los 6 km con mi hija Cecilia.

Es una experiencia que te recomiendo que hagas, por lo menos, una vez en tu vida. No sólo por apoyar la lucha contra el cáncer sino también porque es maravillosa ver esa Gran vía cubierta de camisetas rosas y de fuerza/energía femenina con ese “claim” que dice. HOY GANAN LAS CHICAS y que no hay que olvidar el resto del año.

Con las endorfinas activas después de la carrera y dispuestas a incrementarlas con un desayuno para chuparte los dedos, en Rosales 20, quedamos con el resto del grupo de “chicas runners” para celebrarlo y compartir experiencia. Aunque este año hemos sufrido algunas bajas, al final nos juntamos unas 10 amigas o más, donde hablamos de lo divino y de lo humano y una parte de lo humano es el trabajo.

Todas trabajan mucho y tienen poco tiempo entre obligaciones laborales y familiares. Por lo que su tiempo libre y como lo emplean es muy preciado.

Pensando en el Por fin es lunes de esta semana, me ha parecido interesante escribir sobre las creencias erróneas que tenemos con respecto a la falta de tiempo en nuestra vida. Ciertos mitos que Tim Ferriss explica en su libro “La semana laboral de 4 horas”. Y también

¿que podemos hacer para ser
más productivas
en menos tiempo?

Seguramente trabajas por dinero, porque crees que el dinero te garantizará una vida feliz, llena de comodidades y con libertad para hacer lo que quieras. Es muy posible que para conseguirlo estés trabajando de 9 a 19h o más, sacrificando tu felicidad, tu tiempo libre y tu libertad. Eso si tienes suerte y no te toca trabajar los fines de semana. El caso es que llega el sábado y estás tan agotada que lo único que buscas es no hacer nada y recuperarte para el próximo lunes. ¿Estoy en lo cierto?

Tim Ferris defiende 2 cosas:

  1. No es necesario trabajar 40 horas para obtener unos ingresos altos.
  2. No necesitas unos ingresos desorbitantes para llevar la vida que quieres.

A finales de los 80, los japoneses acuñaron el término Karoshi, que significa “muerte por exceso de trabajo“, para designar el creciente fenómeno de derrames cerebrales y ataques cardíacos en asalariados y ejecutivos que trabajaban sin descanso. No tiene mucho sentido desperdiciar los mejores años de la vida matándote para ser feliz en un futuro incierto. Pasarlo bien en el presente y tener dinero en el futuro no son dos cosas excluyentes; basta con hacerse dueño de tu tiempo, dejar de aplazar su felicidad y diseñar tu vida con mayor perspicacia.

El objetivo es liberar tu tiempo y generar ingresos para que tu vida tenga más sentido. Las estrategias son varias: eliminar las distracciones, delegar tareas, racionalizar el uso del tiempo, crear negocios auto sostenibles, subcontratar servicios, construir nuevas reglas, aprovechar las alternativas que ofrecen los mercados informáticos y, en general, valerse de un conjunto de técnicas y herramientas que están al alcance de todos, aunque son muy pocos quienes las aprovechan en su propio beneficio.

Tal vez estés pensando, si, si…menuda bobada. Estás soñando.

Pero piensa por un momento ¿Y si fuera posible?

Porque al final, ¿por qué trabajamos tanto? ¿Cuáles son las creencias que hay detrás de esta vida sin tiempo? Te cuento algunas:

  • La jubilación es la meta. En realidad, no es más que un seguro por si uno se ve imposibilitado para generar ingresos en la vejez, pero no es en sí misma la panacea que te garantizará una vejez de lujo y confort. De hecho, el monto de las jubilaciones suele ser inferior a lo esperado y cuanto más se prolonga la vida, más se devalúa este ingreso por causa de la inflación. Es conveniente prever lo peor y ahorrar con juicio para una pensión, pero hay que darle a la jubilación su verdadera dimensión.
  • El interés y la energía son lineales, así que cuanto más trabajes, más produces. La verdad es que tu capacidad, tu interés y tu resistencia mental son cíclicas: por momentos crecen, por momentos decrecen. No es entonces más productivo quien más tareas acumula en menor espacio de tiempo, sino quien sabe distribuirlas en armonía con su naturaleza, pues al trabajar en los momentos en los que el interés y la energía están más despiertos, se es muchísimo más productivo.
  • Hacer poco es de vagos. Por el contrario, realizar trabajos triviales para no enfrentarse a lo esencial y soportar la existencia que impone el medio, dejando que los otros tomen las decisiones centrales de la vida por una, eso es debilidad de espíritu y vagancia. Lo importante no es estar ocupada, sino ser productiva.
  • Para cada cosa hay que esperar el momento preciso. En la práctica los momentos adecuados no existen y, de hecho, para la mayoría de las cosas que importan, el momento siempre es pésimo. Las condiciones nunca son las ideales y hay que obrar en consecuencia.
  • El dinero es la solución a todos los males. Esta creencia es un pretexto para excusar la incapacidad o el temor de hacer cosas, arguyendo que no se tiene dinero para ellas, y es la que conduce a consumir toda la vida tratando de acumular dinero para nunca disfrutarlo. En realidad, la libertad y la felicidad exigen mucho menos dinero del que se piensa.
  • Todo estrés es negativo. Aunque hay estímulos que debilitan, dañan y restan la confianza en uno mismo, a los cuales se les llama distrés, existen otros que empujan a superar las propias limitaciones y que obligan a salir de la comodidad para aprender: a estos se les llama eustrés. El secreto es saberlos distinguir, potenciando los segundos y reduciendo los primeros.

Es posible que, cuanto más ocupada te vean los demás, más importante te consideren, y quizás ésta sea la causa de que tantas personas malgasten sus horas en un sin número de tareas que, además de ser inútiles, suelen resultar contraproducentes.

No te engañes. Cerca del 80% de lo que ocupa tu tiempo y te hace sentirte importante no representa ningún aporte a la verdadera consecución de tus metas. Para llegar a ser dueña del propio tiempo hay que comenzar por eliminar todas aquellas actividades que sólo hacen ruido: el hecho de hacerlas de la mejor forma o en tiempo récord no las vuelve trascendentes.

De hecho, la ocupación permanente en tareas inútiles no suele ser más que un pretexto para evitar unas pocas acciones incómodas que son las verdaderamente importantes. Entones ¿Estás siendo productiva o simplemente activa? ¿Te estás inventando cosas que hacer para evitar las más elementales?

Conseguir tus metas realizando
menos tareas no sólo es posible,
sino que es obligatorio.

Vilfredo Pareto, economista italiano, estableció un principio que se ha hecho conocido como “el principio de 80/20”: el 80% de toda producción procede del 20% de los insumos utilizados. Cuando Pareto enunció este postulado, hacía alusión a la desigualdad en el ingreso que él pudo constatar en su país, pues el 80% de los ingresos estaban en manos de un 20% de la población. Sin embargo, su fórmula no se limita a explicar ese fenómeno de la distribución: posteriormente ha dado origen a múltiples aplicaciones en diversos campos, como aquellas que dicen que “el 80% de las consecuencias se deriva del 20% de las causas” o que “el 80% de los resultados proviene del 20% de los esfuerzos y recursos invertidos.”

Pareto no es el único que ofrece una explicación científica que justifique el hecho de que para conseguir más haya que hacer menos; igualmente lo ha demostrado la ley de Parkinson, según la cual “el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine”.

Normalmente, una le otorga más importancia y complejidad a aquellas tareas que tienen un plazo de realización menor; si esa misma tarea que puede cumplirse en un día se hace en una semana o en un mes, una terminará yéndose por las ramas, añadiendo aspectos innecesarios y perdiendo el rumbo.

El hecho de tener un plazo límite y breve obliga a centrarse en lo que de verdad importa: por eso las tareas resueltas en menos tiempo, que exigen un nivel de concentración y concreción mucho más alto, resultan siendo iguales o mejores que aquellas que se realizan en plazos de tiempo excesivos.

Al combinar estos dos métodos -limitar las tareas a las más importantes (80/20) y dedicar menos tiempo de trabajo a esas tareas precisamente (Parkinson)-, no sólo trabajarás menos, sino que verá un aumento inmediato en tu productividad.

Amiga sin tiempo, suscriptora corriendo todo el día, futura fan de Por fin es lunes, trabaja con brújula y no con reloj. Párate a pensar primero y organízate teniendo en cuenta el 80-20 de Pareto y verás cómo empiezas a sacarle horas al día. Tiempo para ti. Deja de correr como pollo sin cabeza y ponte plazos aplicando la ley de Parkinson.

Ya me dirás si te funciona. Espero que el post de hoy te resulte útil y que lo compartas sin parar.

Te mando un beso fuerte y te deseo un buen lunes y una gran semana.

Marta

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