Mi madre murió el 17 de abril de este año. Tenía 94 años. Pero ella se sentía mucho más joven.
Yo tengo 52 y me pasa exactamente lo mismo. No sé si a ti te pasa también.
Vaciando el nido me he encontrado pequeños tesoros, llenos de recuerdos, que me remueven el corazón y me hacen pensar.
Diarios de viajes con amigos, fotos de pequeños, en familia, cartas de amor y desamor.
Ropa de todo tipo y estación. Los libros y trabajos de la universidad. ¿Te acuerdas de esa época?
Yo sí y mucho.
Y justo aquí, me quiero parar…mientras vaciábamos el trastero, encontré varias cajas con mis apuntes y libros de la carrera. Y tuve un flashback total.
Mis años de universidad fueron de las mejores experiencias de mi vida. Venía rebotada de dos colegios católicos españoles, de la educación del aprendo todo de memoria y de haces lo que te decimos y pasas por el aro o te expulsamos del sistema.
Me expulsaron dos veces…en mi casa fue un drama. La monja superiora, le dijo a mi madre. La niña no vale para estudiar.
Y claro, esto calló cómo un jarro de agua fría. Mi padre, habló muy seriamente conmigo.
“Si no quieres estudiar, te tendrás que poner a trabajar. ¿Es eso lo que quieres, me dijo?
“No. Claro que no. Le contesté.” “No quiero estudiar de esta manera. A mí esto no me encaja.”
Y justo en ese momento, empezó a cambiar mi vida, para mejor.
Le planteé un plan para irme a estudiar COU, a Irlanda, sin saber inglés.
Y me dijo que si. Fue un año fantástico, saqué todo con nota, hice muchos amigos, me enamoré e hice la selectividad.
Veía claro, que estudiar fuera, en otro idioma y contexto, me estimulaba, sacaba lo mejor de mí.
Así que le planteé a mi padre, la opción de ir a estudiar a EEUU. Mis hermanos estaban estudiando en la Universidad de Deusto y era lo que mis padres querían para mí. Pero yo no.
“Apliqué “a la universidad de San Francisco y me admitieron. Estudié Business Administration con especialidad en Marketing.
Ayer encontré varios de mis trabajos en la carrera, todos con Sobresalientes (A) y notables (B).
Hubo un comentario, de uno de mis profesores, que no recordaba: “You have brain and know how to use it”.
Googleando a mis antiguos profesores de la universidad, resulta que eran licenciados por MIT, Harvard, Stanford, etc. Con una larga trayectoria profesional.
¿Cómo es posible, que, siendo la misma persona, tenga dos visiones distintas sobre mí y mi capacidad?
Sencillo, el sistema español no me encajaba, el método americano, si. Learning by doing.
Nos ponían casos prácticos sobre temas y empresas del momento.
Analizabas, proponías, diseñabas estrategias, debatías, presentabas, trabajabas en equipo, era otro mundo. Era mi mundo.
Estaba en mi elemento. Mi consejo es que no te creas mucho de lo que te dicen, ni para bien, ni para mal.
El mejor remedio para confiar en ti, en tu capacidad y crear tu futuro, es el autoconocimiento.
Ay si hubiera sabido todo lo que sé ahora…pensaba ayer.
Saber como aprendes, como eres, tu talento y tus fortalezas son el mejor antídoto para opiniones ajenas que pueden destruir tu vida y tu autoestima.
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No dejes que nadie decida por ti, si vales o no vales.
San Agustín decía…” Conócete, acéptate y supérate”.
Recuerda,
Crea tu buena suerte con confianza, coraje y constancia. Y haz que suceda.
Un abrazo y gracias por acompañarme semana a semana.
Marta Zúñiga