Los 5 tipos de síndrome del impostor: ¿Te reconoces en alguno?

¿Eres de las que suele atribuir su éxito a la suerte?

¿Temes no estar a la altura?

¿Eres muy perfeccionista y te asusta el fracaso?

Si has sentido alguna vez en tu vida que alguno de tus logros son puro azar y no los mereces, y has dudado de tu capacidad para alcanzarlos, y lo de “mejor hecho que perfecto” no va contigo, probablemente estás siendo víctima del síndrome del impostor.

Si sufres del síndrome del impostor, sientes que las metas que has alcanzado son el fruto de la suerte o de la casualidad, y te atribuyes una falta de competencia que temes que puede ser desenmascarada en cualquier momento.

Es un síndrome que nos puede afectar en cualquier momento de nuestra vida, sin importar el género, estatus social, profesión, etc. Puede ser circunstancial y temporal o, por el contrario, empeorar con el tiempo y prolongarse.

Tranquila, como te digo más arriba, cualquiera de nosotras podemos sufrirlo en algún momento de nuestra vida y puede llegar a gestionarse de forma satisfactoria para nosotras. 

Lo que está claro es que quien pone en duda sus valías obstaculiza su crecimiento y potencial en todos los sentidos.

Conocer los tipos que hay nos puede permitir entender mejor el origen y el modo de afrontarlo. Lo analizamos.

La perfeccionista 

“¡Todo me tiene que salir bien!” 

“Voy a repasar esta tarea 100 veces porque no puedo cometer ningún error.”

¿Hay una forma de sufrimiento más destructiva que desear ser perfectos?

Sufrir esta tipología nos puede llevar a vivir en una insatisfacción permanente.

Ten clara una cosa: quien nunca se siente satisfecha por su trabajo, por aquello que hace o aquello que es está condenada a ser una eterna impostora (para sí misma).

Si te equivocas, tómatelo con calma, es algo completamente natural en el proceso de aprendizaje. Nunca habrá el «momento perfecto» ni tu trabajo nunca será 100% impecable.

La experta

“Tengo que saber más sobre (tu área de experta)” “Tengo que formarme más”

Una cosa es disfrutar aprendiendo y otra muy distinta es pensar que nunca se sabe lo suficiente como para ser realmente competente, a pesar de ser ya una experta.

El impostor experto es aquel que necesita seguir formándose y que duda en aplicar lo que sabe por miedo al fracaso.

Por supuesto que siempre podemos aprender más. Pero la tendencia a buscar más y más información y nunca pasar a la acción es una forma de procrastinación. Comienza a practicar cada aprendizaje que hagas en tiempo real, no esperes.

La superwoman

¿Te estresas cuando no trabajas y piensas que es un desperdicio el tiempo de inactividad?

¿Has dejado a un lado tus aficiones y pasiones por y para el trabajo?

En una frase esta tipología corresponda a aquella persona que necesita hacer más que el resto para demostrarse a sí misma que es competente.

Si te ves dentro de esta tipología, empieza a alejarte de la validación externa. Además, aprende a tomarte en serio la crítica constructiva, no como algo personal. La única opinión que te tiene que importar es la tuya, así nutrirás tu confianza interior y podrás reducir el volumen de trabajo por algo más razonable.

La genia

¿De pequeña te decían a menudo que eras la mente brillante de la familia?

¿Te disgusta la idea de tener un mentor, porque puedes hacer las cosas por tu cuenta? ¿Estás acostumbrada a sobresalir sin mucho esfuerzo?

La genia juzga el éxito en función de sus habilidades y no de sus esfuerzos. A igual que las perfeccionistas, tienen expectativas demasiado altas y tienen la presión de querer hacer las cosas bien en el primer intento. Cuando no pueden hacer algo de forma rápida o fluida, arde Troya.

En lugar de sentirte mal cuando no alcances esas metas increíblemente altas, identifica comportamientos modificables y específicos que puedas mejorar con el tiempo.

La solitaria o individualista

“Yo no necesito ayudo de los demás” 

“Funciono mejor sola que en equipo” 

Vale sí, está bien ser independiente, pero tampoco es malo pedir ayuda cuando se necesita.

La razón de no pedir ayuda no es el orgullo, para nada. 

Temen que en algún momento alguien descubra que no son tan brillantes como piensan. Se distancian como mecanismo de protección para no ponerse en evidencia, para que no se descubra que son unas (aparentes) impostoras.

Tu síndrome del impostor sanará cuando veas lo mucho que puedes enriquecerte y aprender con la ayuda de las personas que te rodean.

¿Te has reconocido en alguna tipología?

En primer lugar, celebra que has puesto consciencia en tu modo de actuar. 

Siempre puedes aprender y superar tus miedos, no eres ninguna impostora. 

Si necesitas ayuda para tomar distancia, calma y disfrutar de esas maravillosas habilidades que tienes y compartirlas con el mundo sin miedo alguno, reserva una sesión gratuita conmigo donde te ayudaré a que tengas una mayor claridad.

Puedes reservarla AQUÍ.

Y recuerda,

Crea tu buena suerte con confianza, coraje y constancia. Y haz que suceda.

Un abrazo y gracias por acompañarme semana a semana.

Marta

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